Cuando se trata de bodas, el fotógrafo es mucho más que alguien que hace clic en una cámara. Contar con un fotógrafo profesional y experimentado marca una gran diferencia, no solo por el reportaje que se obtendrá, sino por la sabiduría, experiencia y tranquilidad que aportamos al evento. Cada detalle, desde el inicio de los preparativos hasta la última fotografía marcando los tiempos de la celebración, se planifica cuidadosamente para que los novios disfruten de cada momento sin preocupaciones. Nos reuniremos y prepararemos la boda tal y como quieran los novios y yo me adaptaré intentando aportar mi granito de arena. Por lo general empezamos con los preparativos, donde capturamos no solo las imágenes, sino también el ambiente íntimo y emotivo del momento
. Ayudamos a gestionar los tiempos para que la llegada a la ceremonia sea perfecta, supervisando cada detalle. Nos aseguramos de que la salida de la ceremonia, con el tradicional arroz o pétalos, se capture de manera auténtica y memorable, ya sea en una boda religiosa o civil. Al continuar hacia la sesión de fotos de los novios, sabemos cuándo y dónde obtener las mejores tomas sin interrumpir el flujo de la celebración. Siempre en colaboración con la wedding planner , con el equipo del restaurante o finca para mantener los tiempos en armonía. Si hay un lounge, fotomatones o plataformas de video, guiamos su ubicación y el momento ideal para integrarlos, asegurando que cada detalle esté perfecto
Elegir un fotógrafo con experiencia y dedicación con más de 1000 enlaces cubiertos, no solo asegura un recuerdo visual inolvidable, sino también la tranquilidad de saber que cada momento será capturado con precisión y cuidado. Me esfuerzo por dar lo mejor de mí en cada boda porque es lo que he hecho toda la vida y me gusta hacer, ese compromiso es lo que marca la diferencia.